lunes, 31 de agosto de 2009

Epílogo

Ya ha pasado más de un mes desde que volví de Grecia. Ahora todo aquello me parece tremendamente lejano, aunque en realidad no sea tanto tiempo.

He encontrado trabajo. Vuelvo a trabajar en Camper, esta vez en la calle Preciados y de 30 horas semanales. Esto significa que mi plan de estudiar Logopedia y Diseño y Producción Editorial al mismo tiempo, y trabajar los fines de semana, se ha ido al traste. Yo sabía que esta idea era un poco utópica, pero si al menos hubiese encontrado un trabajo de pocas horas, lo habría intentado. No ha sido el caso, y me he visto en la situación de tener que elegir.
Lo único que me anima mínimamente a seguir en Madrid es empezar a estudiar lo de Diseño Gráfico. Tengo muchísimas ganas de aprender, creo que me va a gustar y también creo que ahí puede estar mi futuro. Al menos está relacionado con la fotografía. La consecuencia directa de esto es que voy a posponer la carrera de Logopedia. No digo dejar, ojo. Por muy ilusorio que suene, tengo la firme intención de terminarla en el futuro, cuando acabe los 2 años del ciclo... Ahora mismo, no puedo quedarme en esta ciudad, en estas condiciones y estudiando algo que no me hace ni una pizca de ilusión. Me amargaría, no podría. Necesito algo nuevo.

Pues esta es la situación.

Esta entrada es simplemente una recapitulación de diferentes notas que tengo escritas en múltiples post-it en el dashboard del Mac. Sin conexión, y la mayoría sin mucho sentido. No voy a hacer un esfuerzo por ponerle orden al asunto, simplemente son cosas que se quedaron en el tintero y no me apetece olvidar, apuntes que tomaba para ponerlos en algún post y cosas así.

Allez.


- Pongamos que hablo de Madrid: canción escrita por Joaquín Sabina sobre una melodía de Antonio Sánchez, acerca de una ciudad "invivible, pero insustituible", como él mismo la define en un directo de La Mandrágora. Siempre que sentía melancolía por mi casa, mi ciudad y mi gente, solía escucharla y me ponía aún más triste. En su día inspiró un post en mi vuelta por Navidad.

- La maldición de los castillos: ya conté por aquí la maldición que he sufrido este año, que me ha impedido visitar los castillos griegos. Me pasó en Nafpaktos (Lepanto), en Nafplio dos veces, incluso en Patras! La primera vez estaba cerrado, la segunda sólo me dio tiempo a verlo 5 minutos. Finalmente la maldición se rompió y en el viaje por el Peloponeso pude ver un par de ellos bastante impresionantes, como el de Methoni y el de Pylos.

- Una anotación que decía “Edu patada suelo” me ha recordado la ostia que Edu, en su visita a Patras y después de bailar completamente borracho bailes griegos en una bouzoukia, le pegó al suelo intentando darle una patada a una peladilla que no sé de dónde coño había sacado. Una de sus grandes hazañas, qué fenómeno el Garrincha. Realmente se jodió el pie.

- Ese mismo día, por supuesto estando del revés, Dani nos brindó un espectáculo digno de mención, inventándose bailes griegos en medio de un corro de gente, bailando con todo el sentimiento que el vodka le dejó y poniéndose en un absoluto ridículo. De camino a la salida aún tuvo tiempo y tiento de robar de una mesa una botella de whisky del caro.

- Al llegar a casa, fue pintado, embadurnado con espuma de afeitar y humillado por Sara y por mí, muy merecidamente, he de decir, al ritmo de la canción “Borracho y loco”. Desde entonces ese término ha quedado para definir los pedetes graciosos que todos nos pillamos. Documento audiovisual en facebook.

- Un día, sin venir muy a cuento, decidimos hacer una versión de la ya archiconocida “Carmensita”, del gran Devendra Banhart. Estábamos absolutamente sobrios. Documento audiovisual en facebook.

- He tenido 2 exámenes en todo el año, ambos de inglés. Al segundo, estando Sara en Patras, fui borracho y sin haber dormido más de una hora. Si estás de erasmus, se hacen las cosas al estilo erasmus. Y punto.

- En Atenas, estando Sara, Edu, Dani y Adri, nos marcamos una “ruta china de la birra”. Esto consistió en un tour nocturno por la ciudad comprando cervezas de lata en cada chino por el que pasábamos. Acabamos en el Burger King, bebiendo cerveza comprada fuera y con la única consumición de una hamburguesa del euro-ahorro.

- Esa noche, lógicamente me puse pedo, y me dio por intentar vacilar a los griegos diciéndoles cosas en español para reírnos. Así, cuando pasó un tío con un gorro de estos peruanos humahuaqueños que te tapan las orejas, sin pensármelo dos veces y señalándole, le grité: “Ahí va, Manu Chao!!”. El tío me miró con cara de partirme la mía, y entonces caí en que, quizá, Manu Chao es algo que se entiende en cualquier idioma.

- De la misma manera, a todas las chicas que pasaban les decía: “Quieres ser mi novia? No? Bueno”. Una tras otra. De repente una se paró, y me dijo “Qué?”, a lo que sólo pude contestar: “No, nada, nada…”. Después Dani y Adri intentaron ligar con las churris, creo que eran yankis de estas de origen changudo.

- Cambiando de tercio, al llegar a Patras tenía un poco de esa morriña típica de cuando te acabas de mudar a un sitio. Me resultaba extraño ver el efecto que producen tus sábanas en una cama ajena, en una habitación que no es la tuya. En cierto modo, te hacen sentir más cerca de casa.

- Cheryl, escocesa patriota, en cierta ocasión pronunció la grandiosa frase: “The capital of the Netherlands is Holland, isn’t it?”. Viva la geografía. Siempre he dicho que los británicos son los yankis de Europa para estas cosas.

- Frases y expresiones de Nidhi: “God, I mean it”, “God, really”, “Uh-uuuuh”, “Ooopla!”, “laaalala”, “Jesus”, “…otherwise…”, “It’s good, eh?”, “Bam!!”, “Venga vamos everybody”, “Joder” (ella lo escribe ‘chodere’), “Bebes” (imperativo de beber). Nidhi siempre nos regañaba si cenábamos muy tarde. Para ella, cenar más tarde de las 18h es sinónimo de úlcera. Ella no se explica que griegos y españoles sobrevivamos tantos años.


Doy por cerrado el blog de forma definitiva.

Ha sido un placer compartir este año con vosotros :)


Hasta siempre!

martes, 28 de julio de 2009

ευχαριστώ πολύ, Erasmo

Estoy de vuelta.

He decidido que este no va a ser un post triste y traumático, ni de resumen ni de valoración de experiencias. Bueno, un poco sí, pero sólo un poco.
También he decidido que de momento no voy a cerrar el blog, porque si bien no voy a seguir escribiendo, puede que algún día me apetezca hacer esto que ahora mismo no: un balance de lo que fue aquello, el 'erasmus'.

Llegué a Barcelona el lunes pasado, desde donde cogí un bus que en 7 horitas de nada me dejó en San Sebastián. Ese era mi remate (remate!! juas) particular al erasmus. Allí me esperaban Peru y Haiz, mis dos amigos donostiarras, dos de las personas más importantes que he conocido en el erasmus, y que se han convertido en dos de mis mejores amigos. Ya he hablado de vez en cuando de ellos por aquí.
Donosti... una pasada, me he enamorado de esa ciudad. Los que ya hayáis estado, sabéis de qué hablo, y los que no, si tenéis la oportunidad de ir algún día, no os lo penséis. El paseo marítimo, el barrio Viejo, la Isla, la playa de la Concha, el Kursaal, el Antiguo, los pintxos, los zurritos... Estos dos me habían preparado 5 días intensivos de planes sin parar. Yo venía de un viaje de 20 días por las islas griegas, durmiendo y duchándonos en la playa como mendigos, y en principio me apetecía un poco de relax, pero finalmente fue genial, incluyendo conciertos gratis en la playa de Vetusta Morla y Russian Red y visita a "les Pays Basques" (Biarritz es precioso).

El sábado, después de otras 7 horas de autobús, llegué a Madrid. Mi hermana hizo de compinche y fue a buscarme junto con su novio para traerme a casa, donde le di a mi madre la sorpresa de su vida al presentarme 1 día antes de lo que le había dicho.
Lo mismo hice con Miriam, Carola y compañía esa misma tarde, cuando me presenté en su casa ataviado con camiseta de El Cosmonauta (www.elcosmonauta.es, conviértete en productor de una peli desde sólo 2 € :P).

Poco más que contar, ciertamente. Están siendo días extraños, todavía estoy aterrizando. Parece que aún no me he dado cuenta de que el erasmus ha acabado tras 10 meses en Grecia, y de que aquello no va a volver. Pero estoy bien, francamente bien. Creo que es por eso, porque aún no lo he asumido. Supongo que según vayan pasando los días y vaya entrando en conciencia de que esto va a ser así por un tiempo muuuy largo, y de que todo aquí en Madrid ha cambiado tantísimo, me irá entrando la depresión post-erasmus, el síndrome, la morriña, el 'cualquier tiempo pasado fue mejor', los siete males y la melancolía, todo junto o progresivamente, ya veré.

lunes, 29 de junio de 2009

The End Has No End

Este es el último post que escribo desde Patras.

Tengo un montón de sentimientos que algunos ya conocéis porque lo habéis vivido. Esto se acaba, hay que volver.
Volver a tu ciudad, volver a la rutina, a lo de siempre, a lo previsible.
Despedidas, recuerdos, tantos momentos increíbles, tantas personas inolvidables.
Estoy muy melancólico, y escuchar las canciones tristes de Weezer no ayuda.

Me despido de Patras, posiblemente hasta siempre. Ya haré balance con cierta perspectiva porque ahora sería completamente imposible.

Es el final del Erasmus, pero no abandono Grecia aún. Nos quedan 20 días de viaje por las islas Cícladas y Creta. Espero que sea el remate perfecto a un año perfecto.

miércoles, 24 de junio de 2009

This is Spatras: vol. 4

La mayoría de los edificios de Grecia, ya sean públicos o particulares, tienen unas altas vigas o hierros horrorosos salientes en sus superficies (apunto que en Grecia no existe el concepto de ‘tejado’ al estilo tradicional) como si fuesen a construir otro piso. Esto lo hacen porque así consta en el registro como inmueble en obras, y no tienen que pagar una tasa que se cobra cuando finalizas la construcción de un edificio. Como digo, incluso en comisarías e universidad. This is Patras.
Creo que no he contado que muchos taxistas no quieren como copilotos a mujeres. En cierta ocasión iba al centro con Rocío, Nidhi y Dinah, la alemana que sabía griego, y lógicamente ella se fue a poner delante, pero el taxista, profundamente indignado, no se lo permitió y tuve que pasarme yo al frente, como mandan los cánones. This is Patras.
Por las calles de la ciudad hay naranjos y limoneros. Las naranjas no están buenas, pero son divertidas para lanzar cuando vas borracho. Las limas vienen bien para las caipirinhas. This is Patras.
En invierno sólo llueve de noche. Es un fenómeno meteorológico inexplicable, así como los 200 litros de agua por m2 que cayeron ayer, a 37º de temperatura. This is Patras.
La gente no baila en las discotecas. Ahora que es verano, la gente directamente no entra en las discotecas, se queda en las escaleras bebiendo cervezas y tocando la guitarra. Son todos unos bohemios de esos. This is Patras.
No pasan aviones por el cielo de Patras. A mí, que vivo en Madrid, esto me llama mucho la atención. This is Patras.
No hay ni McDonalds ni Burger King. Las únicas cadenas presentes son un Starbucks y un Pizza Hut enano. Los griegos prefieren otros tipos de comida rápida, como los sándwiches de riga, las pitas y los souvlakis. Tampoco hay comida china; a domicilio piden comida griega. This is Patras.
El mito de la griega bigotuda/barbuda se cumple casi inexorablemente a partir de los 50 años. El porcentaje aumenta conforme más te acercas a sitios de menor población. He llegado a ver auténticos monstruos de la naturaleza, que no describiré como deferencia hacia los lectores de estómagos sensibles. This is Patras.
En lugar de perros y gatos aplastaos en las carreteras, en el viaje por el Peloponeso descubrimos la variante griega: puerco espines y culebras aplastás. This is Patras.
La gente puede ir tranquilamente con sudadera a 25º. La ropa que llevas depende de la época del año que sea, ni mucho menos de la temperatura. Si es febrero, da igual que haga una temperatura superior a 20º, hay que llevar abrigo. This is Patras.
BSB es una marca de ropa cara, no las siglas de los Backstreet Boys. This is Patras.
Los comercios cierran los lunes y los miércoles por la tarde. Lo de trabajar 5 días a la semana 8 horas no se estila por aquí. This is Patras.

Especial casa:
Hemos sido testigos de un milagro de la ciencia: por primera vez hemos sido capaces de crear moho en un congelador.
Al principio se decidió (he de decir que contra mi voluntad) que comprar papel higiénico era un gasto totalmente innecesario, y que robaríamos servilletas de la comida en la universidad. Esto ha dado lugar a situaciones muy curiosas las semanas en que la cantina ha cerrado, y al desarrollo de nuestro ingenio hasta límites inverosímiles. Los recursos para cuando no había papel higiénico han ido desde limpiarse con cualquier tipo de papel que se tenga a mano, como por ejemplo el papel que envuelve unas Converse nuevas dentro de la caja, esperar para cagar en los bares cuando vamos a tomar café, ducharse directamente o dividir el cartón interior del rollo de papel en diferentes láminas finitas.
Jamás en mi vida había visto un grupo de hormigas invadir una bañera para comerse el jabón lagarto.
He aprendido a convivir con diferentes insectos sin ningún tipo de problema. Un día llegué de la calle y me encontré unos pájaros comiendo de la encimera de mi cocina. No me sorprendería llegar un día y encontrar un jabalí comiendo de la basura, o un oso pardo cogiendo una cerveza de la nevera que me diga: "kalimera".
Y tantas otras cosas más que seguramente ya sabréis a través de facebook, como la historia de los pantalones en el patio o el olor a gato muerto.

sábado, 13 de junio de 2009

Evil Sea Urchins

Vengo de fiesta, y ya ves tú cómo me puedo encontrar ahora mismo.Joder, pues escribo de puta madre la verdad àra lo regulero que voy. En fin, voy a tomarmelos en serio y voy a intenta r escribir más o meno sbein.

Hemos ido esta noche a un sito que se llama Catamarán, que está chulisimo. Ah no, promero hemos ido a un sirio qie se llama Poco poco, nombre que a los españiles nos reusta muy gracioso, claro. En el Poco Poco había un oncierto como de reggae gratis muy chulo, a mí no me gusta mucho esa mierda pero para bailar al final cukauqeir cosa te vale mas o menos. El caso es que cuando ha acabado el concierto, queríamos ligar ocn unas tias y hemos empezado a decir que venga, qu e nos ibamos a bañar en el mar en pelotas, poruqe el sitio en cuestion esta a la orilla del mar, vamos que tiene un trozo de playa que pertenece al chiringuito.
- pausa para ponerme Karma Police, de los Radiocabesa -
Pues nada, con las mismas Alberto, Tony y Antonio han cogido y se han quedado en gaymbosy se han metido al mar. Entre el grupo d tías esas la que más buena estaba tenía una escayola, porque en la última fiesta en nuestra casa se le cayó una losa de marmol encima y se rompio el metatarso de no se que ostias.
- This is what you get when you mess with uuuuuuus -
Pues como tenía la escayola, claro no se han metido al mar, todo era una joda y han cogido y se han ido y nos han dejado toraos. Yo mientras estos se lo pasaban de puta madre en el mar, como un outo pringao en la orilla esperandoles, evidentemente... Pero en el mar había una especie de colchoneta inflable enorme con una cama elastica en medio, y estos se han subido y se lo han emepzado a pasar de puta madre, y yo he pensado "que cojones, estas de erasms, dejate de complejos y gilipolleces y metete al mar o te arrepentira, subrnormal."
Y asi lo he hecho, y hemos hecho mucho el idiota en la colgoneta, y he tragado much agua del mar, que no está buena, porquee está muy salada (ahora lo lo noto en la nariz y no me gusta.
- joder qué puta mierda es la cancion que viene despues de Karma Police, se un tio habkando como con voz de robot sobre que hay que ir al gimnasio y priducir mucho tal, siempre l a paso.-
Sigo.
Cuando ya nos hemos cansado y hemos dicho de salirnos... la tragedia. Ya en la parte en que se hacía pie, he pisado con mi dedo gordo del pie derecho un puto erizo de mar, y me he clavado todas las putas puas. No os podeis imaginar el dolor que da la mierda de bicho ese.
Pero como un campeon, despues de pisar el erizo de dios, nos hemos ido al Catamarán (esta vez si) de fiesta, y yo bailando a la pata coja y descalzo...
Ahora mismo hace media hora o más que he llegado a casa. Me he comido medio bocata del Riga. Aún no me he quitado las puas del erizo porque queria escribir esto antes, y estoy afuantando un dolor tremendo (aunque como es evidente, aun llevo un poquito de alcohol en mis veines).

Me voy a intentar quitar esta mierda del dedo y a dormir un ratejo.

Os quiero!!

miércoles, 3 de junio de 2009

Peloponnisos

Me siento generoso y vago al mismo tiempo, así que allá va un post fotográfico del tour que hicimos por el Peloponeso la semana pasada.
No hay muchas anécdotas que contar, un par de ellas si acaso, que ya saldrán en alguna cena o un "yo nunca he".

Monemvasia, en lo alto del peñón
hay una antigua ciudadela en ruinas.



Isla de Elafonisos, welcome to Paradise.


Elafonisos, poniendo los callos en remojo
en el agua más transparente que he visto en mi vida.



La doble playa de Simos, también en Elafonisos.


Sí, sí, estoy sin camiseta! En Elafonisos.


Fortaleza en el mar de Methoni. Era un castillo
precioso, pero esta torre impresionaba mucho.


Cómo aún no me ha llegado el helicóptero que compré
por eBay, he tenido que buscar esta foto aérea
de la playa de Voidokilia,
dónde también buceé.

sábado, 30 de mayo de 2009

The Dutch Courage

Hace un mes exacto que no escribo en el blog, pero es que de verdad, no hay mucho que contar. Qué queréis que cuente, fiestas? Es que pa eso… pues sí, para eso escribo hoy, porque no tengo mucha otra cosa que contar.

Mayo ha pasado volando, es que ni lo hemos visto venir. Un mes más de erasmus tirado a la basura. Ya he hablado con mi coordinadora erasmus y le he comunicado que no voy a hacer las tres asignaturas de las que estaba matriculado para el segundo cuatrimestre. El martes tengo una reunión con la jefa de mi departamento al respecto… creo que puede que es posible que quizá la haya cagado un poco con esta decisión. Razones? Principalmente pereza y dejadez, comodidad erasmusiana, y luego el motivo que me hace no sentirme tan mal es que a la compi que venía conmigo el primer cuatrimestre no le están convalidando nada y está teniendo mogollón de problemas en España con este asunto. Para qué aprobar asignaturas que no me van a convalidar después? Si es que el que no se consuela es porque no quiere, está claro.

Dejando a un lado el aspecto académico, podría decirse que el factor predominante en este mes han sido, como no, las fiestas.
Por fin abrimos la parte de atrás del caserón donde vivo. Limpiamos bien las terrazas y hemos creado lo que se ha denominado como las “Patio Parties”: para el que haya estado en fiestas en mi casa, lo mismo pero a mayor escala y en la parte de atrás (de una vez por todas se ha dejado de usar el salón/mi habitación). Para el que no, una fiesta en una casa con aproximadamente 150 griegos y griegas alcohólicos, sangría gratis y música poperra de la güena. En la Patio Party II me tocó el sector musical y en esa fiesta sonaron Little Toys, Miglé Chin, Johnny Cash, Carmensita, Led Zeppelin y “The man in me” de Bob Dylan, como está mandao.
En fin, fiestas gordísimas, demasiado alcohol y cosas para contar. Por ejemplo, al día siguiente de una de esas fiestas una tía me escribió en el facebook para decirme que se había olvidado la funda de su cámara en el patio. Bajé, y además de moscas y formigos ebrios de sangría por doquier, me encontré unos pantalones de tía, de esos cagaos como de tela. Cómo llegaron allí? Para mí es todo un misterio… Los llevaba en el bolso “por si acaso”? Se fue en bragas? Nunca lo sabremos, pero los tenemos en el suelo de nuestro salón como un bonito recuerdo. Además, en la funda de la cámara de la tía había un condón “Strawberry Passion” que dio lugar a múltiples y diferentes bromas.

La segunda de las tres que voy a contar es la de mi pumpleeeeee. El 14 de mayo me levanté por la mañana cabreao. Me felicitaron la noche anterior, pero me tuve que venir a casa sólo ante mi inusitada incapacidad para emborracharme y el estado de embriaguez del resto del grupo. Pues eso, que me levanté cabreado y decidí pagar mi cabreo con la cocina, cuyo sumidero llevaba 2 semanas aprox sin ver la luz del día, cubierto por pilas y pilas de cacharros sucios. Sin hablar con nadie y con mi música me ventilé la cocina en un par de horitas. Nuestras amigas griegas llegaron a casa, pero no me felicitaron, las muy perras. Yo ya to rayao, cogí y me fui a dar una vuelta.
Y cuando volví… SORPRESAAA!! Estaban todos en el patio, con gorritos de cumpleaños y estaban haciendo una pedazo de barbacoa que se cagaron las culebras de lo buena que estaba. Diréis: “qué típico”, pero de verdad, es que me quedé loco, no me lo esperaba para nada de esta gente, fue un detallazo increíble y me la colaron doblada. Incluso me regalaron un disco de Led Zeppelin! jeje. De todas formas pequé mucho de inocentón, porque repasando detalles después, tuvieron varias cagadas bastante gordas que deberían haberles delatado. Soy demasiado naíf.
Pues nada, un pedo bastante gordote, antesala de lo que sería el día después la Patio Party II.

La tercera se trata de la fiesta en la playa de Kalogria. Algunos amantes del facebook habréis visto de qué se trata. Kalogria es la playa de arena más cercana a Patras. Está a unos 20 kilómetros, pero como tenemos coche no hay problema.
Es momento de contar la historia del coche. Tenemos un gran amigo griego que se llama Kiriakos. El tío es la polla, es el que nos ayudó a conseguir la casa y nos ha ayudado un huevo para todo, salimos siempre con él y tal porque está aprendiendo español y además está como una puta cabra. El caso es que tiene bici, moto y coche, pero siempre se mueve sobre dos ruedas y no usaba el coche para nada, así que un día se me ocurrió la idea: “Oye, por qué no te alquilamos el coche? Te damos 100 pavos al mes”, y así fue. Por un módico precio tenemos un Volkswagen Polo super cascao pero que nos va de lujo para lo que lo usamos.
Nos plantamos en la fiesta a eso de las 12 de la noche, y nos quedamos locos. Había hogueras y antorchas por todas partes como iluminación, un equipo de música gordísimo, todo el mundo en bañador y bikini y llevando unas pulseritas luminosas… No sé, yo es que como soy de Madrid y nunca en mi vida había estado en una fiesta en la playa, a lo mejor estoy un poco flipao, pero es que a mí me pareció la ostia aquello.
Nos pusimos a beber como cosacos, acorde al ambiente general de la fiesta, y a eso de las 4 de la mañana ya estábamos completamente reventaos, algunos tirados por la arena, otros deambulando, otros subiéndose a una duna enorme de arena y bajando corriendo y/o rodando… lo normal a esas horas.
El caso es que a las 5 o así, de repente se empezó a gestar un mal ambiente generalizado por la zona de la playa en la que estábamos. Resulta que un grupo de chavales gilipollas le había robado una botella de sangría a una de nuestras amigas y se la habían bebido delante de nuestras narices. Vamos a ver, que no es por la sangría de mierda, es por el puto hecho de que sean tan subormales y vacilones de hacer eso y quedarse allí a tocar los cojones. El caso es que se montó la de dios, empezamos a discutir, empujones por todos lados, gritos, melés… incluso una botella rota por ahí. Tenía clarísimo que nos íbamos a pegar. Yo no he estado en una pelea en toda mi vida, pero de verdad que aquel día estaba dispuesto a todo, me habría pegado con quien fuese y no me importaba llevarme una ristra de ostias bien dadas, porque es lo que iba a pasar. Eran aproximadamente 9 o 10 tíos, y nosotros 4, de verdad que no exagero nada de nada. También es verdad que nosotros teníamos a Tony el rastudo, que fácilmente se hubiese bajado a 2 o 3 tíos él solo. En fin, el caso es que después de 2 putas horas de bronca, con varios momentos muy críticos, finalmente se fueron de una jodida vez y ni nos pegamos ni ostias.
La mañana la pasamos sobando en nuestra tienda de campaña, y el día siguiente bañándonos en la playa y torrándonos a 35 grados griegos.

jueves, 30 de abril de 2009

Riga Fereou

Cada mañana veo esa misma Vespa azul con el cartel de SE VENDE sin un número de teléfono al que llamar. Es preciosa, y me gustaría saber su precio, por simple curiosidad, aunque siempre llego a la conclusión de que no sería buena idea comprar una moto en Grecia. Unos tacones cruzan por delante de mí con prisa. Una chica lleva una bandeja vacía, parece venir de entregar un pedido matutino de cafeína. Hay un loro en el exterior de una tienda de animales. El loro me mira y piensa que porqué tendrá esos ojos tan pequeños que le hacen parecer un poco estúpido. Los tacones entran en un hotel de cuatro estrellas. Son cerca de las 9 de la mañana, así que deduzco que los tacones darán paso en unos pocos minutos a un calzado más cómodo que les permita aguantar toda la jornada. Por la noche volverán a ser unos tacones. Una embarazada vestida de rojo está mirando una tienda de falsas antigüedades. Lo retro es moderno. No se ven muchas embarazadas en Patras, aunque sí se ven muchos bebés. Me imagino que las cigüeñas aún no han abdicado aquí y siguen cumpliendo su trabajo. Escucho el rugir de un coche acelerado a mi izquierda y dejo paso a ese personaje primitivo que de lo único que se preocupa es de su motor y de impresionar a las demás trogloditas que eventualmente se puedan sentir atraídas por él. A la altura de la calle de los Tres Capitanes veo gente colocando flores por todas partes: mañana es el día en que se celebra la llegada de la primavera. Una mochila enorme con brazos, piernas y rizos rubios recoge una flor caída del suelo y se la ofrece a su madre, atenta a la llegada del autobús de las nueve menos diez. Me cruzo con una señora sesentona de pechos enormes. Lleva una blusa blanca y unos pantalones que le quedan justo por debajo de las tetas, llamando aún más la atención sobre su gelatinoso e hipnótico busto. Uno, dos, uno, dos, izquierda, derecha. Un cartel que ofrece clases de guitarra flamenca. Yo sé quién lo ha puesto, y me hace gracia ver a dos chicas que lo miran y comentan algo sobre él. Varias mujeres barren la puerta de sus tiendas, o barren la puerta de las tiendas en las que trabajan. Esperan pacientemente cada vez que pasa un peatón. Una sombra negra con sombrero pasa por delante mía. Por su añejo olor deduzco que es un sacerdote ortodoxo. Una señora muy pequeña trata de sacar dinero del cajero automático, de puntillas y con los dedos en posición muy perpendicular al teclado para poder pulsar los botones. Cruzo miradas con la enésima griega preciosa que luce un atractivo escote y grandes gafas de sol. A la altura de Platea Olga un taxista fuera de su coche me mira con curiosidad mientras da vueltas compulsivamente a su komboloi. Al pasar gira su cabeza para seguir echándome un vistazo. Yo hago lo mismo. Bajo por la calle Zaimi y doy los buenos días al propietario de la tienda de sándwiches que subsiste con nuestros dos euros diarios. Justo al lado de casa hay una puerta de madera con dos grandes cristales que lleva varios días ahí, y pienso cuánto tiempo tardará alguno de mis compañeros en romperla borracho. Abro la puerta con mis llaves escocesas y subo la sucia alfombra que cubre los escalones.

sábado, 11 de abril de 2009

Perroflauta style

Si a las 8 de la tarde te proponen ir a una fiesta en la Facultad de Arquitectura, no puedes decir que no. Me encanta improvisar planes sobre la marcha.
Nos plantamos en la calle Tony, Ángel, Alberto y yo. Cómo ir a las 12 de la noche hasta la Universidad que está a tomar por culo? Pues no sé, no queremos pillar un taxi, no hay autobuses… Vamos a hacer autostop. Dos rastudos, un melenas flamenco y el pintas de turno (myself) todos ellos uniformados con sus correspondientes sudaderas y palestinos, cómo no iba a parar nadie? Nos recoge un tipo que ya conocían estos de antes, y allí nos plantamos.
Nada más llegar, lo primero que hace Tony, por supuesto, es sacarse sus palos de fuego y montar el show. Los demás tomamos la primera copa y nos limitamos a observar y conversar con grieguillas, que siempre es agradable. Hay alcohol gratis!! Yuju. Y encima hay Absolut! Joder, hacía meses que no probaba un alcohol decente… habrá que aprovechar. Las copas y las conversaciones van yendo y viniendo a un ritmo bastante aceptable.
De repente se acaba el alcohol, maldición. “En mi mochila tengo media botella de vodka” – me dice Tony. Vamos allá! Por el camino una griega nos pilla de canteo y le tenemos que ofrecer una copa. “El limón está en mi mochila, debajo de esa mesa”. Voy a coger el limón… cuando vuelvo, Tony ya se está enrollando con la susodicha. Haciendo un arco bastante mayor del necesario, consigo rodearles para coger mi copa y seguir bailando música de los 60.
Un par de conversaciones de las que no consigo escapar y Alberto y Ángel no se dignan a salvarme, y la noche está a medias. Tony decide pegarse un respiro, durante el cuál se saca el raki de su mochila. El raki es un licor griego muy parecido al orujo. A esas alturas ya estaba bastante borracho, así que los chupitos me entran como agüita del grifo. Tony me avisa de que estoy pegando los tragos demasiado largos… Al rato me empieza a pasar factura. No tengo muchos recuerdos del resto de la noche. Sólo recuerdo que llegada la hora de irnos, estaba escondido debajo de una mesa porque me daba vergüenza que me viesen en ese estado, pero Alberto me encontró y consiguió meterme en un taxi. Ángel me contó al día siguiente que estuve vacilando y riéndome de una pobre ingenua a la que le pareció buena idea compartir el taxi con nosotros, y que en un momento dado me observó mirar una pared blanca durante 5 minutos sin cambiar de expresión.
Al día siguiente me desperté con el pijama puesto, durmiendo tirado en un colchón en el salón y con la peor resaca en mucho tiempo.
Never drink neat raki.

Últimamente nos juntamos con unas perroflautas griegas. Son majas y están locas, y además alguno del grupo va detrás de alguna de ellas, lo cual propicia que nos veamos varias veces a la semana. Solemos ir a plazas a hacer cosas. Es lo que hacen los perroflautas. El otro día por ejemplo estaban presentes los siguientes personajes: Tony con sus palos de fuego, una tía con unas cariocas también de fuego, otra con una cosa para hacer pompas de jabón gigantes, un menda con un saltador de esos que tienen para poner los pies, otro haciendo malabarismos con pelotas, por supuesto una guitarra (no podía faltar)… El circo al completo. Por increíble que parezca, no fuman porros, y las tías estas ni siquiera beben alcohol. Son perroflautas sanas, tócate los pies.

Hoy nos hemos ido los 4 que estamos actualmente en casa (Luismi y Antonio están de viaje) a otra plaza cercana. Ángel y Alberto tocaban flamenco y yo me he puesto a intentar aprender a montar en monopatín con Tony (soy un paquete, claro). De repente se nos han empezado a acercar niños gitanos sucios como cabrones. En un momento había unos 10 rodeándonos, diciéndonos cosas en griego y queriendo tocarlo todo. Supongo que nos dirían algo así como “A ver eso qué es payo, déjamelo un momento…”, y no lo vuelves a ver en tu puta vida. Afortunadamente hemos salido indemnes y sin piojos.

En casa seguimos sin haber limpiado el salón después de la última fiesta, hace ya dos semanas. No sé si volveré a verlo limpio alguna vez.
Como consecuencia, sigo durmiendo en la cueva con 3 maromos más.
En el baño hay manchas amarillas en el suelo de dudosa procedencia. Tiendo a pensar que es producto de la acumulación-evaporación de agua de una forma continuada.
La gente se corta el pelo y no barre después, lo cuál es muy agradable.
En el salón sigue habiendo 3 colchones que nadie usa porque el suelo da asco.
Un día se volcó un cenicero lleno de colillas. Estuvo ahí 3 días sin que nadie lo recogiese.
Nuestro papel higiénico son las servilletas que robamos del comedor de la universidad cuando vamos a comer allí. Cuando se acaban, no hay papel, lógicamente. Sólo tenemos una escobilla itinerante para dos baños.

No soy un perroflauta, pero convivo con ellos y hasta ahora no me desenvuelvo mal.

lunes, 30 de marzo de 2009

Supervivencia

Cuando tienes que entrar de puntillas al baño en tu propia casa para no mancharte los bajos de los pantalones, algo va mal.
Un ejército de hormigas lleva tres días atacando sin piedad una lechuga en descomposición en el fregadero. Y ya han encontrado una vía de entrada al bote del azúcar, así que a partir de ahora los cafés sabrán un poco más amargos.
Hay un sillón en mi pasillo. Cada noche me pego una hostia con él, pero el cabrón no se quita de en medio.
Llevamos 3 días sin papel higiénico, subsistiendo con las servilletas de las pitas y los rollos que de vez en cuando mangamos de algún bar.
El suelo de mi habitación, que a su vez es el salón, que a su vez es la sala de fiestas, lleva desde la última fiesta (digamos que fue el jueves) con el suelo pegajoso y con olor a vinate. Nadie se decide a limpiarla.
Por mi casa hay estratégicamente distribuidas decenas de colillas y velas.
Ayer a las 7 de la mañana nos colamos en un local en ruinas y robamos unas telas de raso del color de un capote torero, que hoy me han servido para sentarme en el suelo sin quedarme pegado mientras retocaba fotos con el ordenador en una silla y el ratón sobre un diccionario de griego-español.
Al llegar a casa nos pareció una idea genial ver entera El Gran Lebowski de pie, porque era algo que nunca nadie había hecho. Borrachos, claro, no aguantamos más de 10 minutos, aunque bailamos entera “The man in me”, de Bob Dylan, como unos auténticos decadentes.
En mi salón también hay una escalera con una taza de café en uno de los peldaños.
Hoy he intentado desenrollar la alfombra que hay en el patio, pero creo que es humanamente imposible. Está mojada y se está pudriendo, lleva ahí desde tiempos inmemoriales, y creo que pesa alrededor de 45 kilos. Se llama Dimitra, pero algún día tendremos que echarla de casa.
Hace días que no tengo noticias de la maceta que un día apareció en casa después de una fiesta.
Ya tenemos dos señales de “prohibido aparcar”. Detrás de cada una de ellas pone que la multa por arrancarlas es de 2 años de cárcel, dato que nos han confirmado varios griegos. Dejemos actuar a Tony, él es un hombre sabio.
Las pitas del primer semestre han sido sustituidas por sabrosas hamburguesas de 2 euros de Mr. Burger.
Me he trasladado temporalmente a “la cueva”, la habitación donde duermen normalmente Antonio, Ángel y Alberto. Duermo en la cama de Luismi, que por circunstancias está ahí. Creo que me estoy adaptando bien a la situación. Haciendo un importante ejercicio de mimetismo, ya he distribuido de forma aleatoria varios calcetines sucios y otros objetos personales.
He abandonado la cerveza Lindener Spezial con gran dolor de mi corazón. Me he pasado a la ginebra marca “Lion Heart”, de 5,83€ la botella de 700 ml en el Macro. He decidido no juzgar la bebida por su precio, sino por su calidad. De momento he descubierto que la “Lion King”, como cariñosamente la llamamos, da lugar a unos pedos de lo más simpáticos y no deja demasiada resaca.
He dejado de vivir en mi casa, ahora intento sobrevivir lo mejor que puedo.



P.D.1: Os preguntaréis por qué no hago algo para revertir esta situación. Sencillamente, porque estoy hasta la polla de ser el único que lo hace.

P.D.2: Tenía en mente escribir un post explicando por qué el nombre del blog ha vuelto a ser Vasiladiou 5-7, pues bien, resumiendo muy brevemente, he decidido no pagar el alquiler del mes de febrero en mi antigua casa. Como consecuencia de esto, he recibido emails con amenazas y chantajes y numerosas llamadas por parte de la familia policía de mi ex-casera, nuestra amada Big Mamma, por lo cual creo que es mejor que mi nueva dirección no figure en demasiados sitios.

viernes, 13 de marzo de 2009

Salsa de soja

Esta es la despedida oficial de Georgiou House.
Ya sólo volveré aquí para robar algunas cosas de la cocina y recoger mi ropa de cama.
Ahora mismo estoy escribiendo esto porque me voy a ir sin pagar 350€ de mi piso y la señora de la limpieza está por ahí limpiando, y no quiero que nadie me vea salir con maletas, así que tengo que hacer tiempo.
Los motivos que me llevan a actuar así son diversos, pero sin duda los principales son mi absoluta falta de liquidez económica y que Big Mamma es una hijaputa que me cae mal.
Y os preguntaréis que por qué me huelen las manos a salsa de soja... pero eso vendrá después.
Mi intención con esta última visita a Vasiladiou 5-7 era recoger los últimos trastos e imprimir un trabajo que debía haber entregado el día 4 de este mes… pero se me ha hecho tarde, y el caso es que ni voy a entregar el trabajo, ni me puedo llevar todos los cacharros, ni siquiera voy a comer.
Últimamente me estoy sometiendo a un plan intensivo de adelgazamiento, porque esos 7 u 8 kilos que he cogido desde que estoy de erasmus no son permisibles, y el verano está cerca, y no quiero ir marcando canalillo con todas mis camisetas ni me puedo permitir renovar el vestuario con ropa de gordos. Así que me he juntado con Luismi, que es un tío muy sano, y ayer me di mi primera carrerita de 20 minutillos (bastante triste por otra parte). Iré al gimnasio de la uni y estoy comiendo ensaladitas todas las noches. Espero que sirva para algo, joder.
Qué hambre tengo, y la puta de la señora de la limpieza sigue trasteando por ahí. Creo que está colocando todos los cacharros de la cocina que había sacado y amontonado para robar.
Pues anoche pensábamos beber un ratillo en casa y salir después. Pero se presentó María (una amiga griega) con otra amiga suya, y después se presentaron dos amigas de Luismi que están en Ioannina de Erasmus en plan sorpresa… y la cosa se lió. Y acabamos borrachos a las 4 o las 5 de la mañana haciendo una guerra de almohadas en el salón, disfrazados y con licores de todo tipo desparramados por el suelo. Y lo de acabamos es simplemente una forma de hablar, porque después de eso nos fuimos a la calle a jugar al fútbol. Y los vecinos se quejaron pero nos dio igual, afortunadamente en Patras no existe la policía, a no ser que maten a un niño en Atenas y se líe la de dios.
Y después nos fuimos a casa y como no podía dormir en el salón, que es mi habitación, me tuve que poner el colchón en la cocina, aunque finalmente ni siquiera dormí allí.
Y como teníamos hambre, Alberto, Antonio y yo nos pusimos a hacer una pancetita muy rica de una barbacoa de dos días atrás, que estaba mala porque nuestro frigorífico está estropeado y no enfría, aderezada con salsa de soja (que va muy bien con todo) para camuflar el sabor a descomposición. Y nos reímos mucho porque estábamos borrachos y sabíamos que al día siguiente nos iba a entrar una gastroenteritis de cojones.
Y por eso me huelen las manos a salsa de soja.



P.D.: A estas alturas parece evidente que nunca van a llegar los capítulos 3 y 4 de las aventuras de Caracapucha y Pato Negro en Turquía.

domingo, 8 de marzo de 2009

Good Bye, Vasiladiou!

Comienza un nuevo ciclo en mi erasmus.

Todo el mundo sabe que donde está el ordenador de una persona, está su vida, y por tanto su hogar, así que desde esta noche puedo decir oficialmente que me he mudado, y que ahora vivo en la dirección que da nuevo nombre al blog. Puede que sea una calle menos glamurosa (porque Vasiladiou era la ostia, con sus patos y sus gallos), pero dadas las circunstancias, creo que va a ser un cambio que va a mejorar sustancialmente mi vida en Patras a día de hoy, y aunque el título del blog es importante, he preferido la compañía humana en detrimento de un nombre molón.
Ya anuncié hace tiempo en estas líneas que mi erasmus iba a cambiar de forma radical en las próximas fechas, y a esto me refería. Era un cambio anunciado, ya que a partir de marzo todos mis compañeros de piso me abandonaban para volver a sus países de origen y me quedaba completamente sólo en mi puta casa.
Ahora mismo vivo con 5 chavales más. Algunos ya los conocéis, a otros os sonarán de haberlos leído por aquí. En cualquier caso, os los presento:
Alberto, el fiestero implacable de la media botella.
Luismi, el labordeta de lengua mordaz que más sabe de música.
Antonio, el tío con más gracia natural que conozco.
Angelillo, el flamenco camaronesco que cuenta los mejores chistes que he oído en mi vida.
Tony, el rastafari loco amante de las ratas que más hace por la conservación de la casa, y al mismo tiempo por su destrucción.
A partir de hoy estos son mis compañeros de piso.
Y donde dije piso, digo casa. Se trata de un caserón antiguo de altos techos, lámparas de araña y fotos de niños de los años 20 en las paredes. Tiene 3 pisos, aunque en teoría nosotros solo podemos usar el piso del medio, que es el más grande. 3 habitaciones, cocina y dos baños, terraza y patio. La casa da bastante mal rollo, como estaréis suponiendo. El piso de arriba me hace pensar que allí vive la Niña Medeiros y me da un cague que no veas. Intentaré no quedarme sólo en esta puta casa jamás.
Lo bueno: tenemos una mesa de ping pong y cada noche podemos elegir dónde poner nuestro colchón para dormir.
Van a ser unos meses de convivencia absolutamente hippie-punkie. Supongo que nos acabaremos comprando un perro.

A partir de ahora “to spiti” (“la casa” en griego) pasará a ser un personaje más en mi blog, uno absolutamente fundamental.
Como la isla de Lost.
Que también hay una escotilla.

Te echaré de menos, Vasiladiou 5-7.
Han sido 5 meses geniales. Me quedan otros 5 meses por delante.

sábado, 7 de marzo de 2009

Las aventuras de Pato Negro y Caracapucha en Turquía, vol.2: Istanbul

Bueno, pues ayer se fue Sara. El caso es que la echaré de menos y todo: sus sonidos de mierda al despertarse a las 14 de la tarde, sus incesantes movimientos de pies, sus putos cigarros, sus críticas a mi pelo, todas sus cosas tiradas por el medio de mi habitación, su arroz con pollo… Te quiero Sarita! A saber cuándo nos podemos volver a ver, muchísima suerte! ATATÜRK??!!

Previously in Vasiladiou 5-7…

Habíamos dejado a nuestros superhéroes ya en la capital del imperio otomano. Estambul es una ciudad muy interesante y bonita. Hay muchas mezquitas y te pasan muchas cosas cuando vas allí. Por ejemplo, te puede pasar que vayas a ver el Museo de Santa Sofía, y dentro de encuentres a un niño gordo vestido con una camisa de flores, un pañuelo bandolero al cuello, también de flores, y un impermeable naranja. Claro, le tuvimos que bautizar Niño Esperpento, y convertirle automáticamente en el villano y peor enemigo de Caracapucha y Pato Negro.
Si vas un domingo a Estambul, no te pases por el bazar. Es más, no salgas ni del hotel. Lo más que puedes encontrar con calles absolutamente desiertas a partir de las 16h, y meterte por equivocación en un barrio marginal cuando estás buscando el acueducto.
Para los ilustrados que me leen, decir que en 12 días de viaje hemos sabido interpretar perfectamente los mapas, orientarnos sin problema, comunicarnos con la gente y coger los trenes correctos sin hacer ni un solo 8 ni perdernos ni una vez.
No sé por qué hablo en plural, porque ir con Sara es como tener una brújula en la isla de Lost.
Dormimos en un albergue de 5 euros la noche, a 2 minutos a pie del centro de la ciudad. Nuestra compañera de habitación era una british que el día que llegamos, a eso de las 11h, seguía aún en la cama, por lo que supusimos que era una fiestera gambitera loca que estaba de resaca y a partir de entonces la conocimos como La Borracha.
En el Gran Bazar nos compramos unas Converse falsacas por 15 eurillos, y estuvimos hablando largo y tendido con el vendedor, al que tuvimos que explicar que Estambul está en dos continentes, y que él vivía en Asia, no en Europa, mientras nos invitaba a un té de manzana. Turquía es lo típico que lees en las guías de Lonely Planet y nunca te crees, eso de: “el vendedor regateará y te invitará a un té para cerrar el trato”, o “los lugareños te invitarán a pasar amablemente a sus casas para darte té y ofrecerte alojamiento”… pero eso lo contaré en otro episodio.
En el Gran Bazar, que es muy grande, nos encontramos con mi amigo Eduardo, que está de erasmus en Atenas, y dos amigas suyas. Si esto ya era coincidencia, aún más lo fue que estuviesen en nuestro mismo albergue, así que por la noche estuvimos hasta las tantas charlando con ellos en la sala común. Allí conocimos a Físico Loco, un chaval al que habían conocido allí en Estambul, que formaba parte de un grupo de 4 almas descarriadas que se habían venido a Turquía de viaje de ecuador de carrera. Eduardo, si lees esto, por favor ponnos en contacto con Físico Loco, queremos desesperadamente ser sus amigos. Es un crack el tío, nos estuvo contando historias de sus dos EuskoTours por las Vascongadas, “venga, por qué no”.
Cuando vas caminando por el Puente Gálata o por los bazares, decenas de propietarios te salen al paso con frases de lo más ingeniosas, intentando que entres a sus tiendas o restaurantes, y tratando de averiguar tu procedencia para captar tu atención. Obtuvimos varias perlitas, tales como “qué pasa, troncos”, “Antonio, Mariconchi!”, “china?” y “japanese?” (ambas a Sara, evidentemente) o el típico “qué pasa Neng”. A Sara solían calarla enseguida como española o italiana, pero conmigo tenían bastantes más problemas, debido a mis barbacas y atuendo. Más de uno, incluso después de hablarle en español, no se creía que lo fuese.

Bueno, como no se me ocurre mucho más que contar y además esto me está quedando bastante soso, voy a ir dando por finalizado el post.

Para acabar, la aventura de nuestra salida de Estambul. Teníamos que coger un tren a las 22 de la noche con destino a Ankara. Como vivíamos bastante cerca de la estación, fuimos con toda la tranquilidad y con tiempo a eso de las 21.20, cuando al preguntar en taquilla que desde qué andén salía nuestro tren, el hijoputa más borde que te puedes echar a la cara nos indicó con parsimonia que el tren no salía desde esa estación, ya que todos los trenes hacia Asia salían de la estación de “Anatolia”, al otro lado del río… QUÉ?? Miramos el mapa. No sale esa estación, debe estar a tomar por culo… Venga, pues vamos andando a toda ostia hacia la parte asiática y allí cogemos un taxi. Si queréis que los de los restaurantes no os pregunten, cargaos una mochila de 15 kilos a la espalda y caminad a toda leche. Llegamos a la parte asiática en un tiempo récord, y pillamos el primer taxi. “Estación de Anatolia” le decimos, pero no nos entiende. “Ankara?”, esta vez sí. Resulta que el cabrón de la estación no nos había dicho bien ni el nombre de la estación, que era Haydarpasa, no Anatolia (ese es el nombre de la península turca, es decir, la parte asiática de Turquía).
El taxi arranca, pero son las 21.45. Nos encontramos con un pequeño atasco. Le pregunto si falta mucho, porque tenemos que coger un tren a las 22, y el tío lo flipa… damos el tren por perdido. Pero el chaval se lo toma como un reto personal, y se pone a adelantar coches por el arcén para salir del atasco, a pitar como si llevase a una embarazada y a 140 km/h por la autopista. Llegamos a las 22.02 a la estación. Corremos, preguntamos a un tío con el billete en la mano, y nos indica que nuestro tren es el que está en marcha, saliendo de la estación. JODEEEEER!!! Pero ante nuestra incredulidad, el tío se pone a pitar con su silbato, diciéndole al revisor, que está asomado por la puerta, que pare el tren. Y así lo hace, jaja. Nos subimos, les damos las gracias y el tren se pone en marcha de nuevo. El revisor hace su trabajo de revisor y nos revisa los billetes, y nos dice la única palabra que sabe en inglés: “problem”. Problem? Qué problem? Ah sí, toma los Balkan… “No, no, problem”, nos dice, señalando la fecha. Resulta que en la estación nos habían vendido un billete de tren para el puto día anterior, no para ese… Total, que nos indican que les esperemos en la cafetería mientras se van a buscar una solución. Pasa una hora y media y ya casi estamos resignados a que vamos a pasar la noche en la cafetería, con el camarero viniendo cada media hora para preguntarnos si queremos algo, contestándole nosotros que no, que aun seguimos esperando al revisor. Finalmente vuelve: tienen unos asientos para nosotros ☺
Así comenzó el día en el que salió todo perfecto.

viernes, 6 de marzo de 2009

Las aventuras de Pato Negro y Caracapucha en Turquía, vol. 1: Génesis

¿Pues no que estamos a día 6 de marzo y la jodida Xina esta sigue aquí? Más de un mes que lleva aquí la tía, y encima se niega a pagarme la mitad del alquiler. Afortunadamente se va hoy a la noche, como dicen los vascos.
Y encima me vino con pretensiones: “quiero viajar” – me dijo. Y yo preparé unos viajes baratitos y culturalmente interesantes a lugares idílicos como Macedonia o Bosnia&Herzegovina… pero no, eso no era suficiente. “Vamos a Turquía, que me gustan mucho los anuncios del metro”. Entre unas cosas y otras me convenció. O yo a ella, no sé, ya no me acuerdo. También me pareció buena idea sacarla de la rutina en la que había caído, que consistía en emborracharse por la noche, dormir entre 14 y 16 horas y volver a emborracharse la siguiente noche. Se había adaptado demasiado bien a la vida erasmus.
Despedimos a papá y mamá, que volvían a Donosti, y ya que estábamos en el centro nos acercamos a la estación de tren y nos compramos un Balkan FlexiPass de 10 días, muy acertadamente, ya que al final de 12 días de viaje, y esto es un spoiler, sólo nos habían sellado 2. Así se las gastan en estos países, muchos revisores no sabían ni lo que era el billete.

Como resumir un viaje tan largo podría ser muy coñazo, voy a redactar una especie de Greatest Moments y vais que chutáis.
El viaje de ida a Estambul fue toda una odisea por tierras griegas. La primera noche la pasamos en un tren de camino a Thessaloniki, poblado por una fauna de lo más particular, como por ejemplo un hijoputa que se tiró toda la noche poniéndonos a toda ostia en su móvil lo que debía ser una especie de reggaeton griego y otro tipo de canciones populares, un subnormal amanerado que gritaba estridentemente para hacer reír a lo que supusimos que era su cuidadora, y unos 25 militares malotes.
Ante tal panorama, lo único que pudimos hacer fue protegernos lo más posible de aquellos ataques acústicos, y también luminosos, ya que no apagaron las luces del tren en toda la noche. Sara usó su abrigo para taparse la cara, y yo mi gorro. En un momento dado, Sara, con esa voz de empanada que tiene recién despierta, me dijo: “con la visera así en la cara pareces un pato…” Y así fue como nacieron Pato Negro y Caracapucha, los superhéroes que han estado campando por Turquía, y sobre los cuales Sara ha dibujado un genial cómic que ya os presentaremos en alguna ocasión.

Llegamos a Thessaloniki, a las 9 de la mañana, donde nos comunicaron que el siguiente tren para Estambul salía a medianoche (en Atenas nos habían dicho que había uno por la mañana, el sistema de trenes griego es de lo más fiable). Nos encontramos sin saber qué hacer, e intentamos barajar otras posibilidades. Preguntamos una vez más (aquí la información la sirven con cuentagotas) y nos dijeron que había un tren que llegaba hasta una localidad llamada Picio (nombre que dio lugar a muchas bromas), y desde allí podíamos llegar a Estambul sin perder todo el día en Thessaloniki. Pues venga, vamos.
Mario: - El Picio-Estambul sale a las 15.30, son las 14.00, tenemos tiempo. ¿Dónde estamos ahora?
Revisor: - Jorroña ke jorroña, efjaristó polí, tesera pita parakaló. Ime apo tin Alexandropolis leoforio.
Sara: - ¿Qué coño ha dicho?
Mario: - Creo que nos tenemos que bajar aquí, en Alexandrópolis.
Revisor: - No train, here stop 1 hour now. No Picio.
Total, que hasta las 15 no salía el tren Alexandrópolis-Picio… Teníamos dos opciones, ya que estaba claro que no íbamos a llegar a las 15.30 para coger el tren: podíamos esperar en Alexandrópolis, un pueblo de mierda, hasta las 00.30 que salía el siguiente tren a Estambul, o intentar seguir avanzando hasta Picio, donde cabía la posibilidad de que hubiese algún tren a Estambul durante la tarde. Total, para estar en Alexandrópolis pasando frío, nos fuimos a Picio en el tren de las 15h.
Cuando llegamos a Picio y nos bajamos del tren con nuestras mochilas, Sara y yo nos quedamos mirando el uno al otro, intentando descifrarnos mutuamente la cara, como diciendo “¿esto qué cojones es?”. Imaginaos un pueblo en el que TODO lo que hay es una cochambrosa estación de tren, una comisaría, 4 casas abandonadas detrás de este complejo, y 2 perros. Eso es todo. Eso era Picio. En una sala de espera en la que parecía no haber estado nadie desde hacía tiempo tuvimos que pasar 4 horas. A eso de las 18h ya era noche cerrada… El ambiente era terrorífico de verdad, éramos carne de película de miedo: sin luz, sin calefacción… Tras la ventanilla se veía encendida una estufa de fuego que alumbraba tenuemente a lo que parecía ser una persona, pero Sara me decía que no, que era una mesa. A Sara le entró miedo de los extraterrestres, y a mí me entró miedo de los perros que había fuera y no me atrevía a salir a mear, así que acabé meando en una maceta que allí había. La última media hora, Sara entró en trance y estuvo repitiendo “Me quiero ir de aquí, quiero que venga ya el tren” en intervalos de 10 segundos aprox. Yo me dediqué a meterle miedo contándole escenas de la peli “Señales” y a robar sellos metiendo la mano por la ventanilla. 2 minutos antes de las 19h, el hombre-mesa del interior de la ventanilla nos anunció que llegaba el tren de vuelta a Alexandrópolis (el tren desde Picio a Estambul no salía hasta las 2 de la mañana y ni nos planteábamos quedarnos allí hasta entonces, no creo que hubiésemos sobrevivido). Y yo había estado meando en la recepción y robando sellos.
Con esas, volvimos a Alexandrópolis, que en aquel momento nos pareció un pueblo absolutamente paradisíaco. Allí nos metimos nuestra primera cena de pan, jamón york y queso, y esperamos para coger el tren, que se retrasó sólo una hora y media.
Pero daba igual, por fin estábamos en el tren que nos llevaba a Estambul. Y teníamos camas. ¡Íbamos a poder dormir tumbados y tranquilos! O eso creíamos…
En el trayecto, que duraba unas 7 horas, nos despertaron 5 veces: para pedirnos los billetes, para pedirnos los pasaportes en la frontera griega, para pedírnoslos en la frontera turca (con bajada del tren en pijama incluida para hacernos pagar 10 pavos por el visado), para devolvernos los pasaportes, y finalmente para avisarnos de que estábamos llegando a Estambul. Hemos desarrollado la teoría de que cada país selecciona a las personas más desagradables, bordes e hijas de puta para ponerlas en las fronteras y vendiendo billetes en las estaciones de tren.
¡Lo conseguimos! ¡Ya estamos en Estambul! Pero esto es sólo el principio. Un principio muy largo, así que creo que voy a dividir el viaje en varios episodios.

To be continued…

martes, 17 de febrero de 2009

Pirámide

Peru: Haiz, un café?
Mario: Sara y yo estamos pensando en una cervecita…

10 de Febrero. Yo (Sara) tenía ganas de salir. Mario estaba dubitativo. Peru y Haiz hacían café. Nidhi ya estaba de jolgorio, Niels (el amigo belga de Nidhi) también se iba de jolgorio.
Cuando ya empecé a darme cuenta de que no íbamos a salir, en mi mente tracé un plan
alternativo: jugar en casa a la pirámide. La pirámide es un juego para beber rápido y mucho.
Empecé por convencer a Mario. Ya le conocéis, cayó a la primera. Lo que creía que iba a ser realmente difícil era convencer a Peru y a Haiz, que ya estaban haciendo su cafelito.

Sara: Ey, ey, ey! Qué hacéis? De café nada. Aquí se juega a una pirámide hoy. Por mis _______ que se juega!
Haiz: Venga va. Una pirámide.
Sara: Niels, y tu quieres jugar una pirámide?
Niels: ☺!!

Al final no fue una pirámide, si no que fueron 3. Niels se largaba de fiesta totalmente sobrio. Es belga, la cerveza parecía no afectarle.
Peru se quedó con una carta en la mano, y Mario estaba convencidísimo de que sabía cual era la carta que tenía, por lo que decidieron apostar que si Mario le adivinaba la carta Peru se comía un trozo de papel higiénico con limón. Si Mario no la adivinaba, se lo comería el. Así que Peru se comió el papel.
Haiz completamente animada, nos incitaba a jugar otra pirámide más. Pero Peru lo tuvo clarísimo:

Peru: No, no… Porqué no jugamos un strip póker?
Sara: Jooooder, a eso no que yo no sé jugar.
Todos: jajajajaja. Pero si es igual que el póker pero perdiendo ropa!
Sara: Ahhh! Vale, vale. Entonces sí.

Las reglas eran que nos pusiésemos 10 prendas encima cada uno de más, 2 prendas que no podíamos quitarnos y apostábamos prenda cada vez que queríamos subir la apuesta.
El que ganaba la partida, ganaba todas las prendas que los demás habían apostado y tenía que ponérselas todas encima. Los perdedores, perdían ropa y pasaban frío como capullos.
Nos atrezamos. Entre las mejores prendas de cada uno estaba Peru con paraguas y mochila, Haiz con pelucón afro, 2 pares de gafas y un reposa-cuellos, Mario con cinturón de tachuelas al cuello, guante de cuero y camiseta del Alteti y yo con peluca David Bowie, gafas graduadas de Mario y mis zapatillas del número 37…jejejeje!


Comienza el juego! Todos asados de calor nos volvemos locos apostando, subiendo prendas, nadie se raja. La silla acumula un montón de prendas importante para el perdedor... Peru! El, que inventó las reglas del juego, perdió como las 3 primeras rondas seguidas. Apostó y apostó hasta dejarnos a Mario y a mí sin ropa. Solo bragazas, sujetador y gayumbos. Así que para recuperar prendas tuvimos que hacer prueba.
Imaginaos a dos borrachos en pelotas cantando en la calle descompasados dos canciones distintas… “Asturias patria querida” y “Ator, Ator”. Pues eso hicimos.
Seguimos jugando hasta dejar también sin ropa a Haiz. Peru el cabrón acabó con más ropa al final de la partida que yo al comienzo del juego. Debía llevar como 25 prendas de más. Cito unas cuantas. Mis dos zapatillas del nº 37, mochila, paraguas, 3 pares de gafas, cascos, boina, unas bragas en la cabeza, un colador como sombrero, un guante de cuero, un chaleco, un cinturón de tachuelas… Apuntar también que Mario acabó con mi camiseta, que ajustaba perfectamente a las líneas de su cuerpo; y que yo acabé con su camiseta del Atleti, con la que parecía el auténtico “Mono Burgos”.
Vuelvo a no entender porqué, pero Mario y Peru volvieron con sus apuestas absurdas. En la mesa quedaba un cacho de folio con las reglas del póker, un mejillón y un barquillo. Así que los chicos se lo repartieron. Mario se comió las reglas del póker aderezadas con salsa de soja. Peru se bebió 2 chupitos de puré de mejillón con barquillo.

Entrando en esta parte de la historia tengo ciertas lagunas. Creo que yo hice un amago de irme a la cama porque estaba super bolinga. Y también creo que Mario vino a pintarme la cara con las pinturas de carnaval. Luego creo que a Peru y Haiz les pareció
gracioso y también ellos cogieron pinturas. Creo que no iba tan pedo como Dani el día que le pintamos la cara, así que me debí levantar para coger algo para también luchar. Creo que lo que cogí fue pasta de dientes. Creo recordar que nos pusimos a luchar en el baño, en la habitación, en la cocina. Creo que a Mario le pintaron los pelos de las piernas de amarillo. Creo que Mario entró en la cocina y tiró el colchón (que creo que estábamos usando como puerta) y cayó encima de todos los platos sin romper nada, milagrosamente. Y luego creo recordar que salió de la habitación el vecino griego de Mario a echarnos la bronca por estar haciendo eso a las 4 de la mañana. Creo haberme escondido detrás del marco de una puerta porque estaba segura de que desde ahí no me vería. Creo que Mario se hizo el dormido en la cocina, ya que estaba tirado en el colchón. Si no hubiese fotos creería que todo esto fue un sueño



Texto por Sarah S. Porras.

jueves, 12 de febrero de 2009

Eidrian's experience

De pronto me veo debutando en la parte del autor cuando siempre miro desde abajo, desde la figura del crítico y me veo abrumado por tanta responsabilidad. Por si no lo tenia suficientemente madurado ya, ahora se que nunca escribiré un blog.
Para seguir con el tono jovial del blog me gustaría aportar mi pequeña anécdota sin pretender dotarme de una importancia que quiero obtener ni mucho menos ser la estrella en el concierto de otro. Advertir que tal vez el contenido aquí descrito no esta manipulado y es un hecho real.
Inoportunamente me encontraba yo en la cocina, casualmente desayunado, disertando tal vez de política interior griega, tal vez de que nos íbamos a poner "to' tranchete" en la fiesta de cumpleaños de Cheryl de esa misma noche, cuando, bien por el portal del STARGATE, bien por la puerta de la cocina, entró un individuo digamos, carismático, con gran parecido al monstruo de Amstetten, al que podríamos llamarle, por ejemplo, "El tío camuñas". A nadie pareció extrañarle que ese individuo paseara por la cocina a sus anchas sin pertenecer al computo global de personas de la casa. Tampoco que se pusiera a hablar en su idioma natal y que contase la misma historia una y otra vez, que bien podría ser sobre la fricción del Chopped de pavo con el pan Bimbo sin corteza que yo no me empapara de una sola palabra.
Según las indicaciones de Mario, estaba contando algo sobre la guerra. Todo el mundo permanecía inmóvil, obviando al vetusto individuo, que parecía estar en consonancia con los que allí estábamos sin entender una mierda. A mi lado, concentrado en comenzar de nuevo su historia, mirándome, esperando mi aprobación mientras que yo, con mi cara hecha un poema intentaba descifrar el surrealismo de dicho cuadro flamenco. Al parecer el tipo es un vecino del bloque, que esta un poco "tocado", y no por la mano de dios, que se dedica a entrar en casa ajena cuando ve la puerta abierta y dotarse del don de la palabra ante la atónita mirada del demos *.
Lo más enriquecedor del momento fue cuando Mario, intentando mediar entre el tío Camuñas y yo, que estaba empezando a perder los estribos ya que los presentes estaban a su rollo y solo se dirigía a mi (Sara meandose de la risa como es habitual en ella, Peru de pie, desayunando, Dani, tal vez sintiéndose identificado con él y Edu estudiando psicológicamente al individuo, siendo prudente, como es habitual en él) le dice las cuatro palabras que se sabe en griego, y me avisa que después de que me acabe de contar la batalla seguramente me vaya a golpear en el brazo en tono de buen rollo. Evidentemente mi reacción fue levantarme, salir por la terraza y encerrarme en la habitación donde ya se encontraba Dani que había conseguido escapar de sus fauces casi desde el inicio.
Lo dicho, genio y figura. El caso es que cuando decidió que había adoctrinado a las juventudes socialistas allí presentes se fue de nuevo a casa o quien sabe que aventuras le depararían al este hercúleo Souflakis heleno.
THIS IS PATRAS
*En Griego, pueblo.

Aprovecho para dar las gracias a Mario por ser un gran anfitrión y servirnos de guía espiritual en Atenas y por querernos incondicionalmente y por tener el pelo jabalí y por enseñarnos a decir !una pita, parakalo! y por decir siempre e independiente de la situación "joder, Sara" y por...
¡¡Se os echa de menos judíos!!


Texto por Adrian Dantley.

sábado, 7 de febrero de 2009

Borracho y loco

Sara: Con lo que nos ha costado traerle hasta casa... se merecía que le pintásemos al son de borracho y loco.
Hijo de una hiena!

Edu no quiere escribir.

Dani no puede escribir (motivos a continuación).

Tengo pintado un bigote difuso en la cara. Tengo las manos manchadas de diferentes colores de pinturas.
Dani está roncando. Edu tira de la cisterna. Nidhi ha dejado de dar golpes en la pared para que nos callemos. Sara se ha despertado y se ha empezado a descojonar de cuando estaba lavándose los dientes y me ha escuchado gritar desde la habitación: "que no puedo moverle!! que tiene mi pijama debajo!! que es como mover a un muerto!!".

Os dejo con Dani:





lunes, 26 de enero de 2009

Paramecios

Está cayendo la de dios en Firenze. Dani se ha metido vestido en la cama de Edu, y desde aquí solo puedo ver los rizos de su cogote mientras silba "Sará perche ti amo". Ya se ha despertado.

Realmente no sé muy bien qué escribir... Voy a hacer tiempo mientra pongo Kasabian en el youtube, a ver si me inspira.

Ahora Dani se ha puesto a jugar a un juego de tanques en su mierda de iPhone, y está sonando ClubFoot de Kasabian, vaya temazo del viaje.

Pues no sé... algo habrá que contar. Por ejemplo os voy a contar qué son los paramecios, que aunque a mí me suene a nombre de civilización antigua, resulta que es un protozoo ciliado, con forma de suela de zapato, muy común en las aguas dulces de charcas y estanques.
¿Y esto a qué viene? Pues porque Dani decía que los paramecios eran unas formas que suelen poner en estampados de camisas ochenteras (y que ahora vuelven a estar de moda), así parecidas como a... no sé, a un protozoo ciliado. Pero no es eso. Si alguien sabe a qué me refiero y cómo se llama, por favor que me lo haga saber en los comentarios.

Dani ha soltado un gemido porque casi le matan. Dice que está muy emocionao. Se oye "panium, panuim, panium". Y ahora "hijo puta, cabrón, muere!!".

Sigue lloviendo muchísimo aquí. Menos mal que no nos ha dado por ir a hacer turismo... qué locura habría sido, hacer turismo.
Edu se ha ido a su clase de italiano, así que aquí estamos, haciendo tiempo. Esta noche creo que habrá fiestorro con vinate del bueno y timba de cartas.

Dani: "noooooo!!!".

Roma no estuvo mal, a mí me moló. Tampoco hizo muy buen tiempo, y bueno, pues Roma está bien, cómo no va a estarlo, es Roma. Pero me dejó un poco frío, la verdad. En 3 días nos dio tiempo a ver absolutamente todo, y algunas cosas como el Coliseo o los Foros, dos veces. Entrando gratis con nuestro carnet falso de estudiantes de arquitectura, claro.

Y Perugia pues sí, también molona. Pequeñita, muy cuca ella. Muchos edficios antiguos y un casco antiguo bastante bonito. El tiempo una mierde como aquí.
Salimos un día de fiesta a un sitio que no estaba mal, comimos una pizza napolitana sensacional, y cocinamos pasta y otras cosas italianas con carbohidratos a cascoporro.
Almudena, una anfitriona excelente. Contuvo su ansiedad por el desorden en todo momento, no se ha preocupado por comer más pasta de la cuenta, no ha estudiado una mierda en 3 días... Gracias Almu!
Como venganza, de camino al minimetro (la mayor atracción de Perugia) nos ha llevado cargados con mochilas de 15 kilos por las peores cuestas de toda la ciudad.

Dani dice que o ha llegado el compañero italiano de Edu, o es la tele. Yo creo que coincido.

Y nada más, esto es lo que pasa cuando no tienes ganas de escribir, pero tienes tiempo libre y un ordenador.

jueves, 15 de enero de 2009

Pongamos que hablo de...

... Patras
Me dedico básicamente a no estudiar. No creáis que es tan fácil, ya sabéis que cuando tienes que estudiar o, en mi caso, hacer 7 trabajos en 5 días, te surgen miles de ideas y de proyectos que jamás llevarías a cabo cuando no estás en época de exámenes, que pueden ir desde ponerte a colocar tus entradas de cine por fecha y meterlas en un álbum, hasta verte la 3ª temporada de Dexter (que tenías desde hace un mes en tu ordenador) en tres días. Pero no todo es de color de rosa. A veces el aburrimiento y la responsabilidad acuden a mi mente y tengo que ocuparla con alguna otra actividad estúpida para distraerla.
Sobra decir que cada media hora me levanto a mirar en la cocina qué me puedo llevar al gaznate, aún sabiendo que yo soy quien hace la compra y que no hay nada, y que cada 10 o 15 minutos reviso mi cuenta de Gmail, de Hotmail, de Yahoo, mi Facebook, mi Tuenti, mi Flickr, mi Myspace, el Marca, el As, y a ver si hay actualizaciones en los 5 blogs diferentes que leo habitualmente. No necesariamente por ese orden.
Tengo oportunidades de salir de casa, pero prefiero quedarme recluido en mi propia mierda. Sólo salgo al TEI a comer, casi obligado, y poco más.
Pero también hago vida en común en mi casa. Peru está viviendo con nosotros, y hoy vuelve Haizea para quedarse hasta febrero, así que en Georgiou House hay bastante más vida. Cenamos juntos, cocinamos cosas ricas y siempre puedes ir a la cocina o a la habitación de cualquiera a hablar con ellos. Hay un ambientillo que me encanta.
Aún así, Vasiladiou 5-7 tiene sus días contados. Mi vida va a cambiar por completo en las próximas fechas. Pero eso es una historia que contaré otro día.
En contraposición, y como apunte personal, decir que el domingo, mismo día de mi llegada, empezamos con la coña de salir de fiesta… y acabamos dejando las maletas en casa y yéndonos al Steps nada más llegar, con lo puesto, volviendo a las 6 de la mañana. Dormí en Small Estia, desde donde me fui andando hasta el centro a la mañana siguiente, lo que según Google Maps son 5 km y 1h y 5 min de camino, pero yo me hice en 40 minutos bajo un sol justiciero y con abrigo de invierno.

... Madrid
Pocas cosas han cambiado en Madrid en estos meses:
Las obras de Pacífico no han avanzado absolutamente nada, y en Sol sigue habiendo vigas en la estación.
Mi madre sigue con sus chantajes psicológicos y emocionales, y haciéndose la víctima siempre que puede.
En la Sala Sol e Independance la gente se sigue emborrachando y marcándose bailes locos.
Preciados sigue siendo intransitable en Navidades por el volumen de gente.
La parte familiar de Nochevieja sigue siendo una puta mierda, pero siempre me lo acabo pasando genial esa noche con mis amigos.
Barajas sigue siendo un jodido caos, por un motivo o por otro.
Las rebajas siguen siendo absolutamente abominables, y la gente se sigue transformando en orcos que arrasan todo a su paso en esas fechas.
A pesar de todo, sigo amando Madrid. Esté donde esté, me siento feliz por saber que siempre tengo un sitio al que volver, una ciudad a la que llamar “mi casa”.
Aunque una cosa sí ha cambiado… En Sol ya no huele a gofres. Madrid, te quiero un poco menos.
Ah, y sí, cojones, en Madrid ha nevado. Mola la nieve y todo eso, pero joder, estoy hasta las pelotas de las exclamaciones del tipo "¡Ey! ¿Viste cómo nevó ayer?" y sobre todo de las fotos en tuenti y facebook. Y que conste que no soy un cascarrabias.



P.D.: Menudo truñaco de disco de The Killers, eh… Cómo me jode tener que reconocerlo.
A lo mejor si lo escucho 43 veces seguidas me empieza a gustar, ya os avisaré con lo que sea.
Espero que el concierto sea una mierda y no canten ni una de las buenas, cabrones.

lunes, 5 de enero de 2009

Cuento de Navidad

Mario estaba durmiendo tranquilamente cuando se despertó sobresaltado por el sonido de las campanas de una iglesia cercana. Al incorporarse y abrir los ojos, se encontró cara a cara con una figura fantasmal. Su corazón dio un vuelco, y lo primero que pensó es que estaba teniendo una horrible pesadilla, pero súbitamente el espíritu le agarró del antebrazo, y al sentir su gélido tacto supo que estaba despierto.
Al principio no reconoció al misterioso espectro.
- Soy Pepa, tu antigua profesora de religión -le anunció con su voz tenebrosa, aunque sorprendentemente tenue- y he venido esta noche para mostrarte cómo ha sido, es, y será tu vida. Esta noche te visitarán tres fantasmas, uno cada vez que el reloj marque la una de la mañana.
Acojonado, intentó conciliar el sueño de nuevo, resultándole imposible, así que decidió levantarse y meterse un rato en el facebook, donde tenía 11 retos de Dani para jugar a los bolos. Después de ganarle en todos ellos, no bajando su puntuación de ciento noventa, se vio dos capítulos de la quinta temporada de Nip/Tuck, y sobre las cuatro de la mañana ya le entró sueño y se volvió a acostar.
Estando ya adormecido, el repique de las campanas le sobrecogió de nuevo. Una, dos, tres, cuatro… contó las veces que sonaban, hasta llegar a doce. “¿Doce?” –pensó–, “No puede ser, el reloj de la iglesia debe haberse estropeado, aún es de noche y no puedo haber dormido un día entero sin que mi madre me dé el coñazo”. Miró el reloj de su escritorio y también marcaba las doce. “No sé qué está pasando, miraré la hora en mi macbook. Steve Jobs no puede fabricar ningún producto que se estropee ni se cuelgue, eso lo sabe todo el mundo”. Su ordenador también marcaba las 12 de la noche.
Mario pensó que lo mejor que podía hacer era acostarse e intentar olvidar lo sucedido. Supuso que en realidad todo hasta ahora había sido un sueño, lo cual explicaba que aún fuesen las doce, pero cuanto más intentaba pensar en otra cosa, más extraños pensamientos le venían a la mente.
Esa hora se le hizo tan larga que en varios momentos creyó haber dado una cabezada, pero cuando miraba el reloj sólo habían pasado unos minutos.
Llegó la una. Mario se encontraba en tal estado de nervios que se vio a sí mismo temblando bajo las numerosas capas de sábanas y mantas que lo cubrían.
En ese momento, el reloj de la iglesia dio un único y estruendoso campanazo que penetró en su oído haciendo vibrar todos sus huesecillos como si de un diapasón se tratase. La oscuridad en su habitación era total, pero de repente esa negrura se vio quebrada por una intensa luz que provenía de un fantasmagórico halo que se hallaba frente a él. Pasados unos segundos, pudo percibir correctamente la figura de aquel espectro que tenía su mirada puesta directamente en sus ojos. Era pequeño, del tamaño de un niño, pero su apariencia era la de una persona muy anciana, lo cuál le daba un aspecto desconcertante y desagradable.
- ¿Quién eres? -preguntó Mario con un débil hilo de voz.
- Soy el Fantasma de las Navidades Pasadas, y vengo a mostrarte cómo ha sido tu vida hasta ahora. -le respondió, tomándole de la muñeca y llevándole con él a través de la ventana.
De pronto se encontraban en su pueblo de Cáceres donde Mario solía pasar las Navidades con su familia hasta que a los 8 años murió su abuelo, y dejaron de ir. Pudo verse a sí mismo, feliz, jugando con sus primos y cenando con toda su familia.
El fantasma hizo caso omiso de sus súplicas por parar allí, y le arrastró consigo.
Entonces se percató de que ya no estaba en el pueblo, sino de vuelta en su casa, donde fueron dando un recorrido por todas las estancias. Pudo verse jugando al lego con su hermana en la habitación, cenando con sus abuelos paternos, se vio salir corriendo por la puerta y llamar a su vecino Jesús para averiguar qué le habían traído a él los Reyes y ayudando a sus padres a montar el belén.
- No puedes quedarte aquí -le dijo el fantasma-. Esta vida ya no te pertenece.
Mario abrió los ojos. Estaba de nuevo en su cama, y las campanas seguían sonando.
Las doce.
Supo que no estaba soñando todo aquello, sino que de verdad estaba ocurriendo. Aún podía sentir el frío tacto de la mano de aquel espectro, que no le había soltado durante todo el recorrido. Era imposible que fuese un sueño; hacía mucho tiempo que había olvidado la mayoría de las cosas que con tanto detalle había podido ver hacía un instante.
Una lágrima rodó por su mejilla, visualizando aquellos momentos tan felices de su infancia, cuando no tenía mayores preocupaciones que limpiar el polvo de su habitación y planear cómo construir el próximo vehículo de lego.
Una sonora campanada rompió aquellos recuerdos y ante él apareció un nuevo fantasma.
- Soy el Fantasma de las Navidades Presentes, y vengo a mostrarte cómo es tu actual vida.
Emulando al anterior, el espíritu tomó a Mario por la muñeca y le sacó de la cama. Intentó zafarse de él, pero le fue imposible. No notaba presión ni fuerza en su muñeca, pero aún así era incapaz de desprenderse de aquellos huesudos dedos que le mantenían sujeto.
Esta vez, el fantasma le mostró cosas diferentes a Mario. Pudo verse en Grecia, acostándose a las cinco de la mañana y levantándose a las dos pe eme un día tras otro, sin ocupar sus días en nada más que ocuparlos, realizando tareas inútiles, comiendo jamón con queso feta a diario y sin levantar el culo de su silla de playa, emborrachándose con cerveza barata y sin cumplir sus obligaciones académicas. Mario sabía que hacía muchas más cosas allí, pero el cabrón del fantasma sólo le mostró la parte más degradante de su vida, para hacerle sentir mal.
Habiendo cumplido su propósito, le llevó de vuelta a Madrid, donde Mario se vio corriendo borracho por toda la calle Barquillo hasta Cibeles, bajo la lluvia, meando en cualquier fachada y gritando a pleno pulmón “¡Sara! ¡Sara!”. También pudo verse en su habitación, pasando los días viendo más y más capítulos de cualquier serie, escuchando sin parar las mismas canciones y mirando los mismos videos porno una y otra vez.
Después le mostró cómo fue su Nochevieja, emborrachándose con licores extranjeros de alta graduación, vistiendo un pijama de hace 20 años, con un horrible bigote y rodeado de gente ebria, también en pijama, y con ladridos de perros enfurecidos por todas partes. En cambio el fantasma no le enseñó cómo ganó los premios al pijama más bonito y al más feo al mismo tiempo, sólo pudo ver el pucherazo que le arrebató un precioso reloj despertador, y a una choni de Getafe destruyendo su premio que con tanto esfuerzo había ganado.
Súbitamente Mario se encontró en la Puerta del Sol, rodeado de cientos de personas y a punto de llegar a medianoche. Pero no era la última noche del año, sino el día treinta, y del cielo caían uvas, confeti que se introducía en su enorme vaso de sidra y líquidos de dudosa procedencia. Más tarde se vio a sí mismo borracho una vez más, en la Sala Sol con sus amigos Dani y Sara, bailando como malditos delante y behind the curtain y conociendo chicas con más bigote que él mismo.
Las luces de la discoteca se apagaron y la música se desvaneció, y cuando Mario pudo empezar a apreciar detalles, se dio cuenta de que se hallaba de pie en su habitación una vez más, y de que el reloj de su escritorio marcaba las doce.
Sabía que tenía que esperar al tercer fantasma que Pepa le había anunciado, así que tranquilo, se metió en la cama para intentar dormir un poco antes de su llegada.
Una vez más, se despertó cuando el reloj marcó la una, y allí estaba él, observándole desde la profunda oscuridad de su habitación.
- Soy el Fantasma de…
- No me digas más, de las Navidades Futuras –le interrumpió Mario-. Venga anda, vámonos a dar una vuelta.
- ¿Pero a ti qué te pasa? ¿No te doy miedo?
- Es que ya han pasado por aquí dos colegas tuyos antes.
- ¡No me jodas! Si Pepa me dijo que iba a ser el primero… Qué decepción.
- Bueno venga, que me tenéis frito, toda la noche sin dormir. Vámonos ya, cógeme de la manita.
- Pues no me sale de los cojones -dijo amablemente el fantasma-. Ahora te va a enseñar el futuro tu puta madre.
- No te pongas así, gilipollas, que no es mi puta culpa. Haberlo aclarado con Pepa antes. Perdona por no haberme hecho el sorprendido, pero es que joder, los dos fantasmas de antes han sido unos cabrones y nada más que me han enseñado cosas que ya sabía, y especialmente el del Presente, que el hijoputa sólo me mostraba cosas chungas para hacerme sentir tó decadente. Tú eres el que más mola.
- Ya tío, es que el Fantasma de las Navidades Presentes es un mamonazo.
- Totally -inquirió Mario firmemente.
Se produjo un incómodo silencio y una pelusa gigante cruzó entre ellos.
- Bueno qué, ¿me vas a enseñar mi futuro como photographer de la National Geographic, pasando las Navidades haciendo fotos en Siberia, Camboya, Nigeria y to eso? ¿O qué? -dijo Mario.
- Que no, ostias. Que me habéis tocado mucho las pelotas hoy entre todos.
- Pues a tomar por culo, yo me voy a dormir ya, que mira qué hora es y mañana tengo que ir a Hacienda con mi madre a arreglar un chanchullo que hicimos con la declaración.
- Ostia, pijo, hueva, a un murciano no se la meten doblá. ¡A mamarla! –gritó el fantasma mientras se alejaba.
Mario se quedó pensando en todo lo ocurrido aquella noche, recapacitando sobre su vida, y aunque unos minutos más tarde el fantasma se le volvió a aparecer para preguntarle dónde podía coger el búho L1 para ir a Cibeles, él se hizo el dormido.